El primer documento escrito sobre las croquetas que hemos sido capaces de encontrar las sitúa en el año 1691. Es
cuando el cocinero de Luis XIV deja escrita la receta de croquetas para
su Serenísima Majestad. Donde se combina la siempre sofisticada trufa
con las humildes mollejas de ave y la crema de ques,
A nuestro país llegaron algo más tarde, y por ejemplo aparece un delicioso texto en castellano viejo publicado en el libro El cocinero español y la perfecta cocinera, publicado en Málaga en 1867.
“Póngase una cazuela con manteca al fuego, que no ha de ser
demasiado fuerte sino templado; cuando esté caliente se le pone la
cebolla; en estando dorada se le echa toda la carne picada y la meollada
cocida y con cuchara de madera se revuelve todo muy bien deshaciendo la
meollada. Cuando se ha revuelto y mareado todo un poco, se le agrega
harina a proporción para hacer una gacha bien espesa, y sin dar lugar á
que se dore se va añadiendo leche sin dejar de menear…” (Cocinero español y la perfecta cocinera, Guillermo Moyano)
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