El 23-f de 1.981, durante el golpe militar del teniente Coronel Tejero Molina; el general Juste Grijalba, a la sazón jefe de la División Acorazada Brunete, estaba esperando una señal final para sacar sus blindados a las calles de Madrid apoyando el golpe. A pesar de estar metido en el ajo hasta el fondo, mantenía ciertas reticencias hasta saber que realmente el rey no estaba en contra del golpe. El general Armada, uno de los impulsores del golpe, había comentado que el golpe estaba del lado del rey, no en su contra.
Armada era un hombre muy cercano a la Casa Real y el general Juste llamó por teléfono a Zarzuela para preguntar si Armada estaba en Zarzuela. Al parecer, aquella visita estaba en los planes de los golpistas. Entonces, Sabino Fernández-Campo, secretario general de la Casa del Rey en aquel momento, le contestó: “ni está, ni se le espera”.
Con aquella respuesta, dejaba claro, que el rey no estaba de parte de los golpistas y que no se esperaba a ninguno de ellos en Zarzuela.
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