Inocente, inocente...

Seguramente muchas veces se habrán preguntado, al llegar estas fechas, cuál es el origen del día de los Santos Inocentes, y el origen de las inocentadas…
Para encontrarlo tenemos que remontarnos a comienzos de nuestra era, cuando el rey Herodes ordenó matar a todos los niños menores de dos años en la ciudad de Belén, temeroso de que Jesús, el nuevo mesías que acababa de nacer, le pudiese arrebatar el trono. A raíz de esta matanza, la iglesia católica decidió, allá por el siglo IV, conmemorar la muerte de estos niños, los Santos Inocentes, cada 28 de diciembre.
Sin embargo, con el paso del tiempo esta fecha acabó adquiriendo el carácter de día de las bromas que conocemos en la actualidad. Podemos hallar antecedentes de ellas en la antigua fiesta romana de los saturnales (el 17 de diciembre), pero el verdadero origen de las inocentadas se remonta a la Edad Media. En el centro de Europa existía la costumbre de elegir, el dia de San Nicolás (6 de diciembre), un Obispillo, seleccionado entre los niños del coro de las catedrales, y cuya dignidad duraba hasta el 28 de diciembre, dia de “Los Inocentes”.
Por esta razon, y porque era heredero de otra figura popular anterior, la del “Obispo de los locos” (que representaba el inversión de los órdenes sociales y, por tanto le era permitido toda forma de bromas) tomó el nombre de “Obispillo de Inocentes”.

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