Cuando los antiguos egipcios momificaban un cadáver, le extraían los pulmones, el estómago, los intestinos y el hígado. Después lavaban los órganos, los secaban, los vendaban y los metían en unos recipientes especiales denominados vasos canopios y los dejaban al lado de la momia, dentro de la tumba. Los vasos tenían tapas con la forma de la deidad protectora de cada órgano: Imesty protegía el hígado, Hapi guardaba los pulmones, Qebenhsenuef se ocupaba del estómago y Duamutef de los intestinos
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