Los aurigas, siempre gozaron de gran popularidad en el imperio romano. Su máximo exponente fue Diocles, un hispano que llegó a ganar con sus victorias 35 millones de sestercios -1.500.000 euros actuales-, tal fue la fascinación originada por las carreras de caballos que cuando los germanos atacaron Cartago, sus ciudadanos no quisieron defender la ciudad por encontrarse presenciando una de estas carreras.
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