Para ahuyentar el mal de ojo , los antiguos romanos, colocaban en la entrada de sus hogares, tintinnabulas, unas campanillas con aspecto fálico. El órgano masculino era considerado un talismán de fertilidad y prosperidad, y servía además para alejar los malos espíritus. También solía colgarse del cuello de algunos bebés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario